Porque quiero ser revolucionaria de mi propia vida...

miércoles, 4 de junio de 2014

En cueros*

Esta noche vengo a devorarme y sumergirme de lleno aquí a dentro, a arrancar suavemente algodones y miel, lágrimas y caracolas, donde resuenan constantemente mis latidos, empapados de sentir por el mundo y recordándome que no hay otra, que no puedo no sentir en este pretérito profundamente imperfecto.
Quiero alimentarme de la lava de esta erupción y lamerme con cristales la piel, que me sangren todos esos silencios que hirvieron a fuego lento y, conocerlos justo antes de que me conviertan en cenizas de lo que no quise ser. Saber que si aúllo no es de miedo, que tengo los besos en los huesos, que me falta morir muchas veces para saber que sigo viva aquí adentro, y aún así aún me atormenta el eco de tanta pared tapiada por los días que fueron cayendo en el calendario, derrotados y abrumados de un hastío frío.

Matar al sentido común, encerrándolo en esta habitación donde sólo rezuman los sueños y las incoherencias sinceras, que de esta ventana sólo vuela el desorden de unas caricias sin recoger y unos trapos sucios de tender la esperanza a ver si la mece el viento y me la despierta aquí adentro.
Ser un desastre de principio a fin, coleccionando notas escritas en mis manos de lo que olvidé y recordar perfectamente en que momento se desperezó el sol, mientras yo soñaba con despertar al mundo a través de esta vocación salvaje de ofrecer algo diferente.
Y de repente quitarme la ropa interior de la razón, desnudarme de mi, quedarme en cueros de mi yo menos modificado, de mi materia prima más salvaje: con uñas y dientes para comerme el mundo, ser consciente de que la vida solamente es vivida una vez y que si existe el destino viene marcado por un número de latidos donde siempre querrás contar uno más después del último, como esa vuelta de la esquina incierta en una ciudad donde acabas de llegar.

Hoynohaycanción*