Porque quiero ser revolucionaria de mi propia vida...

lunes, 19 de mayo de 2014

Escribir con los ojos cerrados y el corazón despierto*


Me gustaría abrirme el corazón y no desangrarme de sueños y poemas,
confiar más en que mis pasos me llevarán hacia dónde quiero y que no me tambalee la fuerza de nadie.
Sólo la mía.
Me gustaría no abrazarme a la inocencia, ni llorarle a las tardes sin sol como esperando nada y todo,
no albergar tantos sentimientos que pudren de miel mi corazón.
Me gustaría no vivir en Utopía constante y creerme capaz de convertirla en realidad,
pensar en el egoísmo como una opción de supervivencia y quererme tan fuerte como a nadie.

Y es que hay días en los que me cambiaría por cualquiera con el afán de no sufrirme. Quisiera ser fuerte y ágil en la resolución de problemas, vivir con la racionalidad de un animal y no dejarme llevar por esta irracionalidad que siempre corre
hasta lo más profundo de mi agujero negro interno.
No tengo escapatoria, sólo pienso.
Soy como una mariposa capaz de volar la vida y, en lugar de eso, me encierro para ver el color del que pinta el miedo a las alas cerradas. Puedo batirme en inviernos eternos, con ánimo de agachar la cabeza para aspirarme de un sol pleno, que sólo vive aquí adentro.
No es posible alimentarme sólo de ilusiones que flotan dentro de mentes que se reconocen con sólo tocarse a través del oxígeno que emanan sus sueños, no es posible vivir en este universo tan pequeño cuando el infinito se esconde en los ojos de quién proyecta otra realidad que nadie sabe.

Me gustaría leerme y no saberme cierta como cuando me reconozco dentro de cada letra,
que mis sentimientos fueran opacos como las piedras que de la luna caen cada noche a mi ventana.
Me gustaría vivir sin miedo a hacer daño a nadie,
tapiarme por dentro para no sentir cada día que algún día llegará el momento de ser libre.

Lighthouse*