Porque quiero ser revolucionaria de mi propia vida...

domingo, 22 de septiembre de 2013

Nada de palabras.


Voy a pintarte lunares en la espalda y estrellarme en cada una de tus constelaciones, morirme de risa en tu sonrisa y verte, a escondidas, de lejos.
Voy a ir pintandole amaneceres al mundo cada treinta segundos, que se te reflejen así los rayos en las pupilas y se desborden tus miradas de soles para cuando parezca que a todo le sobran las noches.
Voy a morir de ganas, aunque tú no lo sepas, para que cada vez que me mires, me veas guapa; guapa como cuando no sabes dónde acaba mi piel y empiezan las sábanas.
Voy a tatuarme infinitos a medias en la sonrisa, para que cada vez que quieras, tengas el mar en mi boca y me arrastre siempre el oleaje de la impaciencia.
Y si quieres, voy a decirte que soy capaz de todo lo que no puede escribirse, de las cosas que aún no existen, porque soy capaz de crear acariciando pensamientos.
Pero no diré más nada, lo mío no son las palabras

domingo, 15 de septiembre de 2013

Nostalgia.




Nostalgia.
Un día voy a morir de nostalgia y no podré hacer nada por evitarlo.
Se me abrirá solo el pecho, y saldrán de él todos esos sentimientos que hacen que vuelque lo más profundo de mi en cada día; como si fuese tan fácil no derramarse de lo que somos ante la gravedad de cualquier instante de piel vulnerable
Y seré como esa materia prima que aún está sin mezclar, o sin modificar.
Seré un derroche de vida y sentimiento, sin miedo. Sin miedo a flaquear o a parecer débil.
Volarán de mi los atardeceres, los que vi y los que no, saldrán canciones de mis órganos, se derramará un líquido de sueños y esperanzas y se evaporará esteril lo que nadie sabe, tan sólo las mariposas que revolotean en mi estómago cuando, dentro, se cuecen a fuego lento los sentimientos.
Y entonces cada una de las personas que me encuentre tumbada en el suelo; asesinada por el puñal de la nostalgia, comenzará a ser consciente de que nunca antes se detuvo a olerme los pensamientos, a mirarme fijamente a los sueños, a cogerme de la mano y palpar el mapa de mis experiencias, a abrazar a mi olvido o arder con la pasión de los fogones que crecen en mi infierno...y será entonces cuando me den por perdida, pero tal vez, nadie sabrá que si morí de nostalgia, es porque viví de intensidades.



viernes, 6 de septiembre de 2013

Crítica que, finalmente, me critica.


Malgastamos las palabras, olvidamos los primeros planos oxigenados por alientos de verdad, subestimamos la valentía desarrollándola tras una pantalla, cambiamos abrazos por iconos y nervios previos, quizás a un beso, por el sonido de alguna notificación veraz que al alma le contraproduce mentiras.
Alimentamos sentimientos de irrealidad, nos exponemos a todo y a nada tras la superficialidad de lo que enseñamos casi como si estuviésemos también nosotr@s mism@s en venta.
Empiezo a sentir pánico de lo que estamos creando y dónde yo misma he entrado con la misma vulnerabilidad que el resto pero con una conciencia que hasta el momento había considerado auténtica.