Porque quiero ser revolucionaria de mi propia vida...

domingo, 15 de septiembre de 2013

Nostalgia.




Nostalgia.
Un día voy a morir de nostalgia y no podré hacer nada por evitarlo.
Se me abrirá solo el pecho, y saldrán de él todos esos sentimientos que hacen que vuelque lo más profundo de mi en cada día; como si fuese tan fácil no derramarse de lo que somos ante la gravedad de cualquier instante de piel vulnerable
Y seré como esa materia prima que aún está sin mezclar, o sin modificar.
Seré un derroche de vida y sentimiento, sin miedo. Sin miedo a flaquear o a parecer débil.
Volarán de mi los atardeceres, los que vi y los que no, saldrán canciones de mis órganos, se derramará un líquido de sueños y esperanzas y se evaporará esteril lo que nadie sabe, tan sólo las mariposas que revolotean en mi estómago cuando, dentro, se cuecen a fuego lento los sentimientos.
Y entonces cada una de las personas que me encuentre tumbada en el suelo; asesinada por el puñal de la nostalgia, comenzará a ser consciente de que nunca antes se detuvo a olerme los pensamientos, a mirarme fijamente a los sueños, a cogerme de la mano y palpar el mapa de mis experiencias, a abrazar a mi olvido o arder con la pasión de los fogones que crecen en mi infierno...y será entonces cuando me den por perdida, pero tal vez, nadie sabrá que si morí de nostalgia, es porque viví de intensidades.



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