Porque quiero ser revolucionaria de mi propia vida...

lunes, 2 de noviembre de 2015


Tenía el alma llena de flores,
silvestres y desordenadas,
como mi vida.

Me había regado de sueños y precipicios derramándome de un elixir de versos y besos
hasta que un día llegó el invierno en un cubo de agua
y me partió en dos.

Se formó un río de escarcha
y un fiordo de promesas que buscaban el cielo para no tener que encontrarme
a mi y mi vacío.

Y así fue como un día, de repente, se fue la luz en mi vida
un apagón que sólo dejó visible el dolor,
como guía para una brújula escrita en morse.

Ahora volar parece un imposible,
una construcción arquitectónica para alzar unas trizas de cristal
de las que se me ha evaporado, huyendo, el alma.



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