Porque quiero ser revolucionaria de mi propia vida...

viernes, 27 de julio de 2012

Mi canción del desazón*







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Tengo todo lo que necesito para poder gritar, y de cada escrito se vuelva un desnudo integral.
Algún día podré decir que me hice fuerte, que me agarré a la vida sin cerrar los ojos, que me hice una piel con lunares de acero.
Pero hoy,
hoy sólo soy una parte sombría de lo que quiero ser; el eco diminuto de todos los deseos caducos.
El miedo incontenible me abruma, chantaje constante, de cada paso adelante nace un ciempiés al que le recorre la prisa en su camino trazado, siempre hacia atrás.
Dejé tanto tiempo flotar los sueños, que ahora, dispuesta a cumplirlos, vuelan muertos.
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martes, 17 de julio de 2012

Ahora tus pasos son los mios*



Llevaba escritos los sueños en los pies.
Llegó para traernos la alegría colgando de su cordón umbilical; ¿cómo pudo hacernos tan feliz en el mismo instante en el que probó su respiración en el mundo?
Yo ya sabía que quería darle la vida; de la mano le enseñaré a correr por el mundo con la mirada infinita, clavada en esas pequeñas cosas que hacen del vivir una espiral de deseos.
Quiero hacerle feliz hasta morir.
Le advertiré de que todo crece con una sonrisa, le enseñaré a plantar semillas entre la gente, seré su árbol donde cobijarse cuando llueva y ese mantel que poner cada día cuando quiera evadirse del ruido. Yo seré un picnic de miel en su vida.
Cuando tenga miedo, seré un puente colgante que le lleve, seré esa venda que le tape los ojos para hacer equilibrios en la vida. Y en un descuido, una risa.
Él me enseñará a todo.
Con sus pies caminaremos de una nueva vida, donde, sin saber aún quién será, existirá para siempre como mi brújula que marque la parte buena del mundo.
Desde que llegaste, hasta siempre, estaré contigo.

Mimediodetransporte*



martes, 10 de julio de 2012

Un mar de hielo*



Y un día te das cuenta y te encuentras, presa del  silencio y aferrada a conversaciones nocturnas que miran con los ojos del espejo, sin miedo, revolviendo toda esa templanza violeta que te ahoga,  desencadenando el vendaval que no te ciega. Y al tocar lo más cercano a la esencia, se desgarra el pecho de miedos vestidos de conciencia. Y no te reconoces, dándote cuenta de que los relojes ya no te quieren, sólo, a pasos rápidos y de puntillas, te frenan, para que no caigas en ese precipicio donde estás. Donde viven tus latidos, lo más profundo de tu sentir, todas esas cosas de las que huyes y te escondes volando para no encontrar la libertad.



Un día, un no muy buen día, te conoces y tienes más frío que nunca; deja de calentarte el mar, las caracolas donde te escondías para no escuchar, los ruidos lejanos que viven en los silencios, la sonrisa de la luna. El invierno se hace eterno y se congelan tus sentidos.

¿Y si alguna vez dejas de no conocerte?
¿Y si un día no puedes sorprenderte?
Ábrete al viento y respira de todas esas cosas que hoy te hacen ser quién eres, mécete fuerte con la melodía del aliento que hoy empuja tu vida.

 Mañana será otro día.

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martes, 3 de julio de 2012

Sin equipaje, sólo con sueños.





A veces preciso salvarme, y me pierdo un poco para encontrarme.
Necesito alzar el vuelo de todos esos sentimientos que me rascan el corazón y se hacen pequeños cuando nadie mira, y gigantes cuando nadie escucha el baile de mi pensamiento.
Y alejándome del cemento se hacen más grandes los pasos hacia la vida, con las cosas bellas; los corazones de las personas en los que laten las olas del mar, la transparencia de los mensajes que viajan, eternamente, en botellas que nadie lee, la facilidad de entenderse con miradas a la luna.

Un día de estos muero de vida.

Estaciones*