Porque quiero ser revolucionaria de mi propia vida...

miércoles, 19 de diciembre de 2012

La vida de un sueño*




No todo el mundo tiene la suerte de decir que está viviendo su sueño.
No, esa es una suerte grande que te empuja hasta lo más cerca que puedes estar de ti mism@.
Hoy,tras preparar la maleta que me llevará de vuelta a casa, me senté a pensar. Miré hacia el balcón y ví las antenas que tengo en frente recordando como, todo este tiempo, me parecieron flechas hacia algún lugar. Me hace gracia como cada vez que las miraba, mis ojos veían un camino que no existe.
Algo parecido ocurrió con mi sueño.
Soñé tantas veces con este momento que creo que, sin quererlo, cada vez le añadía una nueva forma, un nuevo color, un nuevo sabor. De modo que, de manera inconsciente fue teniendo cuerpo, hasta que yo le pinté las alas.
Ahora, en el ecuador de esta experiencia, con los pies aquí pero con el corazón allí, puedo decir que fue un camino intenso, lleno de dificultades a las que hacer frente con el alma desnuda; con la misma desnudez con la que vine y con la que permaneceré hasta el final. Con la que vivo siempre. Con el aprendizaje constante como brújula, a pesar de haberme perdido tantas veces y de no saber si algún día me encontraré.
Este camino, tantas veces soñado, tantas otras idealizado ha sido completamente diferente, no menos bueno, sólo diferente y por eso creo que especial.
Así que ahora, sólo puedo decir que, si a veces necesitamos volar lejos para palpar la libertad con los dedos del alma, también necesitamos bajar el vuelo, llegar hasta las raíces y cargarnos de esa esencia de quién somos, de quiénes son esas personas que forman parte de nosotr@s.
Hasta pronto, querido Xylokastro.
Hasta muy muy pronto, querida Lorca.

Volver*


lunes, 10 de diciembre de 2012

*Felices 25*



Tus veinticinco.
Nuestros veinte.
Un mundo de magia desde que comenzamos a usar la razón.
Dos corazones unidos por las ganas de soñar.
Mi confidente por encima de cualquier persona.
Yo, tan a veces tú.Tú, tan a veces yo.
Y tan diferentes al mismo tiempo.
Unas vidas enraizadas dentro de un mismo árbol.
Comiendo de su mismo fruto: el de creer.
Cómo vivir un instante contigo, que es vivirlo como nadie.
Compañeras de ilusión.
Miradas parlantes por encima de cualquier ruido.
Tu manera de hacerme feliz.
Lo más bello que nadie pudo tener.

Que seas feliz todos y cada uno de los días de tu vida, mi pequeña luciérnaga.
Y vueles tan alto, que llegue un día en el que me veas muy lejos y muy pequeña, pero siempre a tu lado.




martes, 4 de diciembre de 2012

Un día cualquiera*

Me levanté, como cada día, cuando las seis y media llegaban a la mañana, aún tímidamente oscura, tras una de esas noches en las que el viento es severo con el mundo y escupe todo lo que mantiene por largo tiempo callado. En mi cabeza aún golpeaban los restos de aquella pareja de vinos que la noche anterior había bebido para hacer menos amarga una despedida, para pintarla de risas rojas y miradas cálidas en ese momento en el que sólo quedaba decir adiós con lágrimas en los ojos, sin saber qué hacer con ese sinfín de momentos que ahora quedaban flotando, cojos, mudos, inertes.
Y, con menos ganas que nunca, debía ir a trabajar. El frío era más fuerte y pesaban todas esas horas que partían mi media de sueño por la mitad; y es así que caminaba sobre seguro cuando andaba pensando que cinco horas de sueño no tenían nada que ver con esas diez que mi cuerpo necesitaba como mínimo, minimísimo, para descansar, mientras sin mirar, miraba fija y lentamente el café diluirse.
Ver amanecer cada mañana con mi café en la mano era algo que realmente me hacía feliz. Hasta ese momento en la mañana, ninguna otra cosa era capaz de despertar mis ganas de hacer algo con el mundo, las que perfectamente yacían en mi cama, aún después de levantarme. Pero cada día sonreía en el mismo instante, cuando veía como la noche se dilataba, aclarándose entre todos esos puntos azules que colorean el cielo.
Pero esta mañana estaba destinada a ser diferente.
Camino a coger el autobús descubrí cómo esas montañas que sólo aquí pueden verse tras el mar, esas montañas coraza, estaban cubiertas de nieve en su punto más álgido, convirtiendo así el paisaje en el más bonito contraste entre el mar y sus olas salvajes, más turquesas que nunca bajo la impetuosa quietud del hielo blanco. Tan bonita forma de comenzar la mañana...



Mi trabajo, que últimamente, se tornaba monótono, resultó también diferente. Como siempre, asistí a las casas de esas personas mayores a las que ayudaba pero hoy, fuimos a una casa donde no había estado nunca antes. Una casa que, sin saberlo, ya desde fuera prometía ser una construcción tan bella como alegre. Pero fue al entrar y encontrarles cuando lo vi.
Una pareja de personas mayores sentada en el sofá: ella, quizás buscando el horizonte con la mirada apuntando a una pared, casi sin hablar pero diciendo todo. Y él, de ojos alegres y  hermosa sonrisa, le tenía tomada la mano con fuerza. Ella, dando sus primeros pasos en el túnel del alzheimer y él, como luchando por los dos contra el olvido, contándonos todo sobre su esposa, una artista de pequeñas cosas, con una expresión entusiasta en la cara que no podría explicar ni apilando un torrente de palabras en el intento de lograr su intensa descripción. Y fue ahí, fue ahí cuando vi el amor. Un amor tan grande, quizás un amor de roca, construido de pequeñas partes de esas montañas coraza y con la intensidad del oleaje turquesa que hoy nacía bajo la nieve, pero forjado tanto tiempo atrás...
Un amor que había luchado contra el tiempo y hoy, luchaba contra el olvido que comenzaba a instalarse en los ojos de ella.
Un amor que, lejos de tener un triste final, había tenido una vida plena y que hoy, también a mi me había hecho feliz.


Readyourbook*


domingo, 25 de noviembre de 2012

"No te salves"



No te salves.

No te quedes inmóvil 
al borde del camino 
no congeles el júbilo 
no quieras con desgana 
no te salves ahora 
ni nunca 
no te salves 
no te llenes de calma 
no reserves del mundo 
sólo un rincón tranquilo 
no dejes caer los párpados 
pesados como juicios 
no te quedes sin labios 
no te duermas sin sueño 
no te pienses sin sangre 
no te juzgues sin tiempo 

pero si 
pese a todo 
no puedes evitarlo 
y congelas el júbilo 
y quieres con desgana 
y te salvas ahora 
y te llenas de calma 
y reservas del mundo 
sólo un rincón tranquilo 
y dejas caer los párpados 
pesados como juicios 
y te secas sin labios 
y te duermes sin sueño 
y te piensas sin sangre 
y te juzgas sin tiempo 
y te quedas inmóvil 
al borde del camino 
y te salvas 
entonces 
no te quedes conmigo.


Mario Benedetti.

martes, 20 de noviembre de 2012

Thessaloniki, mi amor.




Caminaba segura de que era lo más cercano a volar; no me miraba los pies, pero podía sentir como mis huellas iban planeando sobre un destino incierto de calles barridas por sueños de colores.
Sentía como, incluso, la decadencia era un faro que me alumbraba ese punto del mundo donde me encontraba, y me gustaba, y disfrutaba de ella.
Podía leer todos esos pensamientos que, de la mano, le hablaban al ruido de la ciudad. Desde lo más absurdo hasta lo más profundo escondido en los ojos de alguien a quién, como a mi, le crecía la vida soñando.
Me paraba en cada punto minúsculo que me llamaba y escuchaba la textura de mi risa por dentro, era una mezcla entre lo reconfortante y lo difícil. Pero siempre fui feliz con tan poco, que ahora volar de esta manera me hacia estremecer de un sentimiento más vivo que nunca.
Podía observar entre ruinas lo roído del caminar de los otros, algo loco, como buscando lo que no les encontraba, como un reloj al que le costaba respirar. Y me encantaba. Me encantaba esa mezcla entre lo fugaz del hoy, con la supervivencia de los años, en diferentes escenarios que abrazaban libremente la ciudad, casi sin avisar.
La de personas que pasaron por allí - mi pensamiento constante - entre la verborrea de los árboles, la flexibilidad del viento flotando en el mar y lo bonito de la historia que se convertía en el más vivo presente.
Mientras, también pensaba en todos esos lugares que me quedaban por visitar en este mapa de días del que se compone la vida y del que se nutren los instantes más bonitos y fugaces, pero capaz de eternizarnos hasta ese punto de quedarte con un lugar en tu retina pestañeando algo infinito.
Así fue como me enamoré de Thessaloniki, una ciudad vestida de sencillez y quizás tan bella por ello y por  su falta de ruinas y su exceso de vida evaporándose en un ambiente joven y fértil, romántico y bello.
Volveré.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Sobreviviendo entre lo oxidado.



A veces resultaba extraordinaria la supervivencia con este corazón de cristal.
Esa forma de no juzgar en el primer parpadeo, de no pensar lo peor. Esa manera de ver los problemas lejos, de no encontrarlos, de no parecer necesarios.
Resultaba inquietante como algunas personas tenían un filtro de inercia. Cómo eran capaces de ver sin mirar y encontrar todo tan negro. Como la desconfianza funcionaba a la perfección como moneda de cambio.
Y yo, yo no lograba entender...
No aguantaba esas rocambolescas risas, plagadas de mentira y esas irónicas alusiones a ceder, sin miedo, una oportunidad de conocer. Mientras tanto, otras personas se dejaban caer en lo fácil de tacharlo de inocencia o ilusión. Yo no podía ir con cautela. No podía bajar el telón y sentir como un robot. Nada hasta este momento me había puesto frente a esa determinación.
Toda esa neblina sembraba dudas en lo incierto de las personas y yo no estaba dispuesta a ser una más, a anular mi naturalidad, mis raíces de creer, de confiar. Por eso, a veces, los días se tornaban duros como el cemento que tapia huellas y nace de esas miradas amargas.
Parecían, pues, éstos, caer en picado entre los rastrojos de egoísmo que, más allá de conducir al sinsentido, podían palparse usurpando corazones, aparentemente heridos porque aquellas personas, desmemoriadas del vivir, forraban todas las calles de un hielo profundo, pasmoso.

¿A qué hora debía, entonces, dejar de creer si, para ello, suponía dejar de crecer?

Mi problema era que yo pecaba de no querer sobrevivir, yo sólo quería vivir. Como soy.
Por eso, a veces esa inocencia, ese idealismo, esa ilusión me llevaba lejos de la inteligencia muerta que nace de la infelicidad pero, lo que no sabían es que yo era tan feliz que no me asustaba llorar.




domingo, 4 de noviembre de 2012

Reflexión interna en tinta ajena.




"Sin embargo, cada vez  que debo hablar de mí mismo me siento, en cierto modo, confuso. Me veo atrapado por la clásica paradoja que conlleva la proposición: <<¿Quién soy?>>. Si se tratara de una simple cantidad de información, no habría nadie en este mundo que pudiera aportar más datos que yo. No obstante, al hablar sobre mi, ese yo de quien estoy hablando queda automáticamente limitado, condicionado y empobrecido en manos de otro que soy yo mismo en tanto que narrador -víctima de mi sistema de valores, de mi sensibilidad, de mi capacidad de observación y de otros muchos condicionamientos reales-. En consecuencia, ¿hasta qué punto se ajusta a la verdad el <<yo>> que retrato? Es algo que me inquieta terriblemente. Es más, me ha preocupado siempre.
Sin embargo, la mayoría de las personas de este mundo no parece sentir ese temor, esa incertidumbre. En cuanto tienen oportunidad hablan de sí mismos con una sinceridad pasmosa. Suelen decir frases del tipo: <<Yo parezco tonto de tan franco y sincero como soy>>, o <<Soy muy sensible y me manejo muy mal en este mundo>>, o <<Yo le leo el pensamiento a la gente>>. Pero he visto innumerables veces como personas <<sensibles>> herían sin más los sentimientos ajenos. He visto a personas <<francas y sinceras>> esgrimir sin darse cuenta las excusas que más le convenían. He visto cómo personas que <<le leían el pensamiento a la gente>> eran engañadas por los halagos más burdos. Todo ello me lleva a pensar: <<¿Qué sabemos, en realidad, de nosotros mismos?>>"

MURAKAMI, H. Sputnik, mi amor. Tusquets: Barcelona, 2011, p.65.

lunes, 29 de octubre de 2012

"Let the sun shine..."




Puedes pedirme, si quieres, que te enseñe el infinito, porque sé como caer en él cuando me enredo en lo espumoso del tiempo centrifugando en en el mar.
Puedes, también, preguntarme por la belleza y te diré que mi piel es tan susceptible a ella que soy capaz de encontrarla hasta en el más recóndito lugar; porque tengo manos en el alma y ojos de retinas dactilares.
Incluso, a veces, me elevo por encima de todas las cosas cuando el cielo le llueve al mar para poderle tocar.
Puedo hacerte un poema del estruendo de tu voz cuando, libremente, acaricias al mundo con tus palabras.
Y cuando nadie mira, vuelo alrededor y encuentro tantas pequeñas cosas que, apiladas como botones, cosen a la vida para desabotonar el hastío de lo inerte.
Cuando siento a través de los ojos, todos los relojes marcan el mismo tiempo y parezco estar congelada en el mismo lugar que, a su vez son todos y ninguno que no sea lo más profundo de mi.
Me encanta esta sensación.
Me encanta estar viviendo.


Soletthesunshine..


lunes, 22 de octubre de 2012

Pensamientos descalzos*

Play.
Suena "Olor a Mandarinas" de Zahara y me siento en una escalera con escalones, literalmente, al mar.
Me siento en el último, quito mis sandalias y me remango el pantalón. Tímidamente, rozo el agua con mis pies; -¡qué fría!- pero en unos segundos me encanta esa sensación y, con los pies inmersos, revoloteo con  ellos en el agua como una gaviota hambrienta que busca a peces sin alas que llevarse a la boca.
Y me gusta, me encanta. Tanto que acabo mojándome hasta la mitad de mi pantalón.
Miro el movimiento de mis pies y veo a mi lunita zambullirse en el agua, qué a gusto está y me pregunto cuánto tiempo llevo tatuada la luna en el alma. -Siempre; toda mi vida- atino a contestarme. Porque soy ese reflejo de todas y cada una de sus etapas; unas veces tan llena, otras tan vacía...y otras transeúnte, a tientas, de sus transiciones.
Ahora sí, hago memoria sobre cuánto tiempo la llevo en mi pie. Quizás cinco, seis años... entonces recuerdo perfectamente esa tarde de Febrero y esos nervios, esa cara de cría asustada que hoy sigo manteniendo intacta a la hora de afrontar mi "miedo incontenible" a... ¿todo? Recuerdo también, justo antes, la tila en ese bar de Murcia que tanto me gustaba, ese "Revolver" donde nunca, excepto ese día, tomé otra cosa que no fuese cerveza. Recuerdo que era más joven, pero tenía los mismos pájaros en la cabeza que hoy, aunque no sabía que, más tarde, a algunos los dejaría volar.
Y vuelvo de nuevo a mirar mi luna en este mar griego donde nunca antes habría imaginado estar y, es entre este entresijo de pensamientos, cuando me invade la nostalgia y soy consciente de los cambios que, sin darme cuenta, fueron tachando los días del calendario.
Pero esa nostalgia esta vez no es tristeza y se convierte en un reflejo de mi consciencia en el mar. Azul, como es mi sueño, azul como podría ser esta realidad donde caben todos los colores.Viviendo en otro sitio que ahora se convierte en mi lugar y puedo ver como la vida está llena de etapas que, del mismo modo que les ocurre a las cebollas, nos cubren de capas que a veces nos hacen llorar. Unas veces de tristeza, otras de felicidad.
Me gusta recorrer con el pensamiento ese camino que me llevo hasta aquí, hasta hoy. Y en el intento de tocarlo o dibujarlo, como si mis dedos nunca hubiesen olvidado la manera de construir castillos de arena, siento como es imposible acapararlo y ponerlo sobre la mesa del ahora, como todo eso hoy es el puzle intrínseco de quién soy, como todos esos momentos hicieron que ahora, este lugar sea la pieza que encaje exactamente en este momento.
Ahora sí, llegó el momento de secarse los pies y recoger los pensamientos. Me pongo mis sandalias, me levanto y, de espaldas al mar, aprendo con certeza que nunca habrá un sitio como mi verdadero "hogar". Por eso, cada día, encuentro un momento para escuchar esta canción y volar para abrazar mi hogar: DenuevoenpalabrasdeZahara.



martes, 2 de octubre de 2012

De brazos abiertos*


De nuevo, planeando por aquí.
Sin encontrar respuesta, porque encuentro demasiadas.
Sin rumbo, planeando sólo hasta lo profundo y viendo llover mientras sale el sol.
Oliendo mariposas en blanco y negro y mirando el flotar de cuervos de colores por la ventana.
No me creo capaz de poder tender todo esto algún día al sol de los recuerdos. No quiero abandonar al tiempo, que me mece y me cuida en su primera vez. Que me desnuda en la soledad de un espacio lleno de todas las formas a las que se expone mi alma, ahora funambulista en todos sus caminos.
No sé explicar, porque sólo siento en latidos inexplicablemente eternos.

Y si la felicidad me pregunta, sólo le respondo con una sonrisa de brazos abiertos.


lunes, 10 de septiembre de 2012

Llegó el momento de volar*

Cuando las personas nos damos cuenta de que somos un intenso libro de posibilidades, llega el miedo y las ganas de salir corriendo. Es mucho más cómodo dejarse llevar, fluir por la inercia de los días, ser otra pequeña parte más de la inmensa ciudadanía.
Pero si abres los ojos, sin miedo, con fuerza, y te enfrentas a todo lo que puedes llegar a ser, a todo lo que puedes llegar a vivir si crees en la convicción de lo que sueñas, en la capacidad por encima de todo de hacerlo real, entonces preparas tu alma para el mejor trabajo de tu vida; el de vivir tu sueño.
Yo siempre quise volar, pero tengo un pánico inexplicable a los aviones.
Aunque cada vez que iba paseando por la calle, cualquier día, yo volaba. Me paraba a pensar en la vida de las personas que me iba encontrando y no conocía, imaginaba una situación totalmente improbable, sonreía a las personas que me parecían diferentes y los días que estaba gris, miraba cabizbaja al suelo o al infinito de la espalda de la última calle.
También volaba desde mi cama, desde mi trabajo, desde la biblioteca, desde sus ojos. He volado desde tantos sitios que, cuando cogí este último avión, me pareció demasiado silencioso.
Lo cogí y comenzó mi aventura.
Realmente a día de hoy aún no encuentro un verdadero porqué al por qué he venido hasta aquí, por qué me he inmerso en este entresijo de momentos. Pero lo que sé con certeza es que siempre, al menos desde que yo lo recuerdo, sentí algo en mi interior que me impulsó a irme a otro lugar, con otras personas, a compartirme, a regalar lo mejor de mi, a ayudar a l@s demás, a disfrutar de otras culturas, a absorber la riqueza de la vida en diferentes rasgos, diferentes formas de mirar las cosas, en diferentes formas de mirarnos. Mi destino siempre fue volar.
Así que esta mañana, me encuentro en un balcón en frente del mar, en un pequeño pueblo de Grecia,  pensando sobre cómo todo esto ocurrió finalmente, qué me impulsó a hacerlo y aunque aún no encuentro realmente la respuesta, una verdad que me deje sin palabras; sé que detrás de esto está mi batir de alas, mi encuentro con la vida, mi vuelta a casa en un tiempo, con mi gente, tras unos meses reveladores, unos meses  que podrán ser años. Un trozo de mi libro escrito, del que nazcan, sólo con un poquito de la luz que sea capaz de guardar dentro de mi, los siguientes capítulos con un mismo nombre: vida.
Volveré a planear cerca de estas letras pronto.... Aquí os dejo mi prueba de que soy feliz.





viernes, 27 de julio de 2012

Mi canción del desazón*







*
Tengo todo lo que necesito para poder gritar, y de cada escrito se vuelva un desnudo integral.
Algún día podré decir que me hice fuerte, que me agarré a la vida sin cerrar los ojos, que me hice una piel con lunares de acero.
Pero hoy,
hoy sólo soy una parte sombría de lo que quiero ser; el eco diminuto de todos los deseos caducos.
El miedo incontenible me abruma, chantaje constante, de cada paso adelante nace un ciempiés al que le recorre la prisa en su camino trazado, siempre hacia atrás.
Dejé tanto tiempo flotar los sueños, que ahora, dispuesta a cumplirlos, vuelan muertos.
*

martes, 17 de julio de 2012

Ahora tus pasos son los mios*



Llevaba escritos los sueños en los pies.
Llegó para traernos la alegría colgando de su cordón umbilical; ¿cómo pudo hacernos tan feliz en el mismo instante en el que probó su respiración en el mundo?
Yo ya sabía que quería darle la vida; de la mano le enseñaré a correr por el mundo con la mirada infinita, clavada en esas pequeñas cosas que hacen del vivir una espiral de deseos.
Quiero hacerle feliz hasta morir.
Le advertiré de que todo crece con una sonrisa, le enseñaré a plantar semillas entre la gente, seré su árbol donde cobijarse cuando llueva y ese mantel que poner cada día cuando quiera evadirse del ruido. Yo seré un picnic de miel en su vida.
Cuando tenga miedo, seré un puente colgante que le lleve, seré esa venda que le tape los ojos para hacer equilibrios en la vida. Y en un descuido, una risa.
Él me enseñará a todo.
Con sus pies caminaremos de una nueva vida, donde, sin saber aún quién será, existirá para siempre como mi brújula que marque la parte buena del mundo.
Desde que llegaste, hasta siempre, estaré contigo.

Mimediodetransporte*



martes, 10 de julio de 2012

Un mar de hielo*



Y un día te das cuenta y te encuentras, presa del  silencio y aferrada a conversaciones nocturnas que miran con los ojos del espejo, sin miedo, revolviendo toda esa templanza violeta que te ahoga,  desencadenando el vendaval que no te ciega. Y al tocar lo más cercano a la esencia, se desgarra el pecho de miedos vestidos de conciencia. Y no te reconoces, dándote cuenta de que los relojes ya no te quieren, sólo, a pasos rápidos y de puntillas, te frenan, para que no caigas en ese precipicio donde estás. Donde viven tus latidos, lo más profundo de tu sentir, todas esas cosas de las que huyes y te escondes volando para no encontrar la libertad.



Un día, un no muy buen día, te conoces y tienes más frío que nunca; deja de calentarte el mar, las caracolas donde te escondías para no escuchar, los ruidos lejanos que viven en los silencios, la sonrisa de la luna. El invierno se hace eterno y se congelan tus sentidos.

¿Y si alguna vez dejas de no conocerte?
¿Y si un día no puedes sorprenderte?
Ábrete al viento y respira de todas esas cosas que hoy te hacen ser quién eres, mécete fuerte con la melodía del aliento que hoy empuja tu vida.

 Mañana será otro día.

*****




martes, 3 de julio de 2012

Sin equipaje, sólo con sueños.





A veces preciso salvarme, y me pierdo un poco para encontrarme.
Necesito alzar el vuelo de todos esos sentimientos que me rascan el corazón y se hacen pequeños cuando nadie mira, y gigantes cuando nadie escucha el baile de mi pensamiento.
Y alejándome del cemento se hacen más grandes los pasos hacia la vida, con las cosas bellas; los corazones de las personas en los que laten las olas del mar, la transparencia de los mensajes que viajan, eternamente, en botellas que nadie lee, la facilidad de entenderse con miradas a la luna.

Un día de estos muero de vida.

Estaciones*

domingo, 10 de junio de 2012

El mundo está triste; no encuentra personas.

Anoche me acuesto sabiendo que nuestro país es rescatado.
Me voy a la cama y no dejo de pensar; 
¿Por qué tanto robo, tanta corrupción, manipulación? 
¿Por qué he crecido con unos valores que, parece, han sido disueltos en esta masa empapada de mentira?
Y no logro entender, no quiero vivir aquí, entre miseria en el alma y deshumanización.
No quiero que este futuro que nos ronda nos vuelva inertes, que no nos duelan las personas.
Porque no lo entiendo así, porque no me siento identificada, porque la vida se ha convertido en escalones hacia el egoísmo y la riqueza. Siendo el mundo una constante de empobrecimiento.
Tanta mentira, necedad, corrupción, frialdad, deshumanización. Nos falta cambiar piel por hojalata, porque lo demás ya lo tenemos robotizado.



martes, 5 de junio de 2012

Inolvidable*



¿Qué pasa cuándo se unen mi grupo de música favorito y la orquesta sinfónica de Murcia?


Vetusta Morla hizo de su iniciativa una bella metáfora llena de luz y choques tectónicos liberadores de distintos sentimientos en nuestros corazones y es que, para no situarnos en el mapa del olvido, quiso que Lorca latiese fuerte, al ritmo de sus canciones, en un concierto benéfico para ayudar a reconstruir el conservatorio de la ciudad, así como la poesía que brilla en los ojos del sentir.
Acompañados de la Orquesta Sinfónica nos abrazaron con fuerza y mientras, expectante, dentro de mi, comenzó la música a vibrarme el alma, tocando con sus manos las cuerdas de la guitarra que sonaba en mi sonrisa.
Fueron las notas el más profundo verbo que se coló intensamente en mi, explotando un silencio tenue, de colores pálidos y con ganas de volar.
Me llovió, de momento, la magia.
Pude verla construida en una fortaleza de luces y suaves movimientos. Pude ver también cómo crecían las caricias que, con pasión, hacían levantar los instrumentos en el escenario, y me reflejé de la expresión de quiénes tocaban, en donde se les dibujaba la felicidad en la cara cuando, tocando, también amaban.
El grupo entero era un paisaje que, náufrago de sol en aquella noche, flotaba en la madera del escenario, y de repente podía ser Diciembre o Enero, con nuestros estómagos gélidos, embriagados de una intensa luz de hielo.

En mis retinas, no será el viento quién apague este momento.

Gracias, por ayudarnos a reconstruir este trocito de Lorca que, lejos de ser pequeño, es una gran parte de nosotr@s.


bailacomounlazoenunventilador*

jueves, 24 de mayo de 2012

Arrancarme la vida de raíz*



Tarde de Enero, fotografiando silencios.
Mi amiga Isi; tumbada como una raíz más, una raíz más de mi tiempo.























Me gusta fotografiar personas haciendo equilibrios por la vida.
Tropezar, de repente, cuando trabajo, con un pensamiento loco, que me lleva a otro lugar imposible.
Fotografío instantes para desafiar al olvido.
E intento vencerle cada día, aunque a veces es mejor besar momentos y, acto seguido, dejarlos volar; libres.

Y avanzar un paso más.

Hago álbumes de los negativos, porque sólo así pueden ser positivos.
Me marea la vida, al pensar en un capítulo que pueda venir con letras de tristeza.
Y sería mentira si dijera que alguna vez pude ser objetiva con quien me importa.
Estas son mis maneras, mis instrucciones de bolsillo.
Las que cada día me inventan.
Y a veces me doy cuenta que tal vez sólo sea marioneta de mis latidos.


Sicalloesporcrecer,sicrezcoesporquecallo

sábado, 19 de mayo de 2012

'Standby'


Conmigo, o sin mi.
Sentirás la misma muerte cada día mientras ella no esté. Habló -roto- el corazón.

miércoles, 18 de abril de 2012

De puntillas por el mundo*


Que alguien me enseñe a no soñar.

Que me duele el tiempo, el silencio y las miradas de plástico.
Los días me atropellan si veo pasear los corazones oxidados, con riesgo de sentir, con riesgo de soñar; de subirse a los tejados del pensamiento a tocar la luna con los dedos.
Me mata lentamente esta sociedad que no entiende de verdades, que taladra el alma con el miedo que ahora, gris, nos pinta la neblina social en el cielo.





Que alguien se pare un minuto a ver cómo giran las huellas de este mundo.

Algo hay que no funciona entre tanta tecnología exacta, voces que no escuchamos gritando entre tanto ruido ahumado, hay tanto vértigo a caer en el infierno de los sentimientos que la empatía es la ideología de pocas personas y el miedo de aquell@s que se lucran del sufrimiento de otra tanta multitud.
Menos mal que tengo fuerte el corazón y es la esperanza una fuerte valla a la que me agarro, para que no entre a matarme el despojo del que ahora se nutre la inhumanidad.

...

miércoles, 11 de abril de 2012

Siénteme cerca, luciérnaga*




Sentirte cerca, hoy, es la mejor postal con la textura de tu risa.

Y es que, aunque sean demasiados los kilómetros que ahora proyecta el mundo entre nosotras, tú siempre serás una de las personas más especiales e importantes de mi vida. Si hay algo por lo que me siento especialmente agradecida es por habernos encontrado desde el principio del camino.

Han sido muchas las veces que abrimos nuestro particular álbum de momentos y, sin sentir vértigo de todo lo que hemos ido dejando atrás, hemos desempolvado recuerdos y hemos sido conscientes de que, prácticamente, nuestras vidas han sido como dos árboles que han crecido en el mismo sentido, aún con diferentes perspectivas. Dos árboles enraizados fuerte de donde, para mi, nacieron los mejores frutos; de nosotras.

Me apaga el viento que aún guardan los árboles, me hechiza el sol que acaricia las hojas flotando entre la inabarcable añoranza, me falta mi otra mitad. Pero brilla tu luz desde bien lejos y la aprieto fuerte y sonrío porque sé que has materializado tu sueño en la intensidad de tu vida.

Podían ser ahora, todos esos momentos enmarcados en fotografías, pistolas cargadas de melancolía, pero no son, sino, nuevos momentos que fotografiar, nuevas distancias que acortar, nuevas experiencias que añadir a toda esta vida juntas, porque somos eso...somos toda una vida.

Acaba de comenzar tu vuelo y yo ya preparo mis alas para ir a verte pronto.

Te quiero, mi luciérnaga.


Ycuandosientasfríocúbreteconlasramasdemidestino...



.

martes, 20 de marzo de 2012

Recordando huellas*

Supongo que pasa como ocurre con todo y, al final, te acaban olvidando.


Yo cada día tengo un ratito para ell@s. Me sienta tan bien recordar sus sonrisas de cristal...esa clase de sonrisas por donde te dejan colarte sin miedo y hacerle cosquillas en el corazón, esas sonrisas a través de las cuales sólo son capaces de enseñarte el alma, l@s niñ@s.
Me entristece y, a la vez, me empuja hacia arriba, recordar sus lágrimas cuando me fui. Supe entonces que había servido, había servido después de tanto tiempo, todas las historias que les contaba; cómo les hablaba de los alimentos enfatizando cosas buenas de la vida. Hasta me inventé que el pescado hacía crecer más rápidamente el pelo y que las verduras despertaban las ganas de reír.
Había servido que cada día intentase transmitirle lo mejor de mi, que aprendiera jugando a hacer más bellos los días, que tuviese templanza en querer que quisieran abrazar la vida ayudándoles a crecer un poquito cada día.
Supongo que será esa nostalgia que me dibuja los pasos, o esa forma de ilusionarme con o por todo, de guardar esos pequeños gestos conmigo, que cuando llegue ese día en que no me emocione, sentiré que estaré secándome del tiempo, desapasionandome de la vida. Pero hoy me emociono recordándoles y agradeciendo haberles encontrado en el camino y que, de este modo, lo hicieran más dulce.
Cómo el tiempo ha pasado rápido y a penas lo he sentido.

Despedida del 30 de Marzo de 2mil12. 


Y su inocencia les hizo creer que cabrían todos los buenos momentos que me habían regalado est@s pequeñ@s sabios en un trozo de papel que supieron endulzar, sólo para mi. Cómo eran capaces, cada día, de regalarme sonrisas, abrazos y sus pequeños pasos, que el tiempo iba pintando más grandes en este patio que marcó cinco años de mi vida.
Y todo gracias a ell@s; mis pequeños grandes amores.


Aun estando feliz, hoy, entre el ruido, pude echarles de menos.


Yomatarémonstruosporti*





miércoles, 7 de marzo de 2012

*

Cala Dorada (Parque Natural de Calblanque, Murcia) Bajo el Sol de finales de Enero.



Porque eres como esas flores que crecen cerca del mar, quiero sacarte a bailar para mostrarte que hay estrellas reflejando tangos libres en el suelo y mezclar el cielo con la tierra para crearte un cosmos con lo mejor de cada horizonte, donde huyen los límites porque saben que no existen.
Quiero hacerte reír creando la más larga onda de infinito, donde guardar todos los ecos de tu risa, y así encuentres la fuerza donde tantas veces es el ánimo un paseo de arenas movedizas.
Porque si tú eres feliz, sólo si tú eres feliz, soy capaz de entregarme a cada día como si no existiese otra sensación parecida a la que genera el viento que desprendes cada vez que *tú*eres feliz.

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Para la persona más importante de mi vida. Ella sabe quién es.

martes, 28 de febrero de 2012

Hasta pronto, *mi soleada* Murcia.

Será este sol, casi transversal a los trescientos sesenta y cinco días del año,  el que siempre dará a luz a mis recuerdos, cada vez que quiera volver a sentir lo que he sentido y siento aquí.
Porque las despedidas son siempre tristes, son esa cantidad de finales intercalados que rompen etapas de nuestra vida para que otras, por qué no; mejores, nazcan.
Ha sido la más bonita historia de amor con una ciudad que nunca viví, aunque sé que no será la última, ya que sufro de un amor inquebrantable a todos esos lugares donde soy capaz de echar raíces a través de las huellas dactilares de las personas que hacen conmigo el camino. Quizás sea, entonces, más de historia de amor con las personas que con las ciudades. Pero supongo que al final las personas se van yendo y lo que queda es el, cada vez más hueco, corazón alicatado de la ciudad.
Sí, y ahora también yo me marcho, dejando el hueco de mi pequeño espacio donde viví tan grandes momentos a lo largo de siete años de miel...porque, ese es el final que, al final, me deja esta ciudad. Un final de miel y despedidas.
Lo que más echaré de menos será esa libertad con la que dejarme tocar por el sol; salir a pasear por mis calles favoritas es, todavía hoy, un nuevo sentimiento para sacar mis alas sin miedo entre los viandantes que caminan de sus pensamientos por las calles y bocacalles, callados o boquiabiertos.
Esos paseos, no son más que recordar todos los puntos de este mapa que marqué con momentos. Esa cantidad de lugares que para mi no son más que personas hoy. Las que se fueron hace ya un tiempo, o las que aún serán espectadoras de mi ida.
Sé que volveré cantidad de veces, cada vez que quiera, prácticamente. Pues no voy lejos. Pero esta etapa queda, a partir de mañana, cerrada. Para dejar florecer todas las que aún me esperan.
¿Qué puedo decir?
Que he sido tan, tan feliz que me llevo toda esa felicidad como la mejor coartada para dejarme ser valiente en esta nueva etapa a la que tanta fuerza dedicaré.
Hasta siempre, mi bella Murcia.

Conlacertezadehabervividoalgoquenoscambio...



*Feliz felicidad a mi hermana, que ayer cumplió años en forma de sueños y sueños en forma de años. Te quiero!*

domingo, 5 de febrero de 2012

viernes, 27 de enero de 2012

Despertar

Puedo ser como el invierno más frío si el movimiento de la vida cesa, roto, ante todas las banalidades que cada día salen a pasear de mano de los que quieren dominarnos como marionetas que comen y callan.
Si lo justo en esta sociedad es la injusticia del pan de cada día.
Puedo, incluso, volverme morada de querer explotar cada vez que intentan tapiar mis ideas con absurdos ecos de consumismo, que esconden la intención de volver olvidadizas nuestras conciencias a la hora de priorizar.
Ser una pesadilla para el resto por no dejarme callar, por no ser una necia más.
Que se escuche mi voz para creer que existirá mi futuro, porque lo tengo, porque lo quiero.
Porque quienes nos lo están arrebatando tienen el suyo seguro en este presente.
A costa de nuestros sueños, nuestros proyectos, nuestros planes, nuestras ganas. A nuestra costa.
Tengo 24 años y un carro de sueños gigante.
No puedo hacer como si no pasara nada, aunque es lo más fácil.
Pueden tacharme de apostar demasiado en la utopía. Y, sí, por qué no; háganlo. Ahora querer creer, pensar en avanzar, en que esto puede solucionarse si las herramientas comienzan en un grito fuerte, de todas nuestras voces juntas. Las voces que apuestan por la calidad de vida, las que dejan salir sin miedo lo que pensamos.
Porque sabemos lo que no queremos.
No es tan dificil. Yo ya he despertado.
Y nadie va a pararme. Y me puede, más que nada, la revolución de los derechos humanos, más extintamente inhumanos, cada día.


Fotografía extraída de la red.



Pastillasparanosoñar.

domingo, 15 de enero de 2012




Fotografía realizada por Tere López y retocada por mi.

Tenía una grave enfermedad que en ocasiones se burlaba de las contraindicaciones que surgían de la represión de latidos y emociones palpitantes de vida y que, también, por momentos, le aterraba con la posibilidad de volver a caer en picado.
Una verborrea excesiva de sueños le circulaba por la sangre a toda velocidad. Infiltrándose en cada día nuevos deseos de conocer lugares y personas recónditas en un universo de superficiales matices grises. Deseos de desconocer miedos y volar para acercarse al éxtasis de lo que le apasionaba la vida, viendo desde lejos como quedaban a flote aquellos males que le tanto le dolió aprender.
Se mostraba reacia a una realidad absorbente de cualquier condición de alma. Su rendición ante ese fácil espejismo satisfactorio para tantos, suponía una muerte lenta en una vida larga. Y, ¿cómo morir donde brotaban las ganas, sobresalientes, de unas intensas raíces de heroica supervivencia en el fondo de un mecánico cuerpo?
Esa enfermedad podría acabar con ella poco a poco, reduciendo su existencia a la mera vida.


nostalgia*

sábado, 7 de enero de 2012

Y cada día un cielo.

Sentí tristeza a la llegada de la navidad.
Siempre me recorre la añoranza, una añoranza de casi no recordar, de talar del corazón los recuerdos y cambiarlos por los nuevos, de madera. De la desgana de seguir con el guión...
Pero, una vez llegados mis pasos al calendario, miré de cerca y sentí cómo cada vez estoy un poco más viva, que mi árbol se desborda de motivos que, pendientes bailan, y brillan intermitentes, lejos de caer en lo estático de cada año.

3 de Enero de 2mil12.

He aprendido a ver como las estrellas que más quiero brillan más que nunca en el cielo y como, también, las personas que más quiero están cerca y rebosantes de vida.
Como, con los que se encuentran lejos se estira, sutil, el tiempo, para dejarnos caer un poco más cerca. Y celebro cada día que la amistad es una de esas ramas que añejas oxigenan el camino, que recicla las sonrisas y nos cambia la visión de este mundo del que tantas veces quisiéramos escapar.
Y amar contigo, dentro de esta paleta de colores que cada día jugamos a inventar, mientras nos pasa el tiempo, contándonos las arrugas de tantas cosquillas al corazón.
Son muchas personas, muchos gestos, muchos momentos, los que me han hecho volar y desviarme de esa neblina que nos azota con días de esperanza opaca. Aprendí a desaprender cada día lo establecido, a sentir de qué manera es tan corto el trayecto como para dejar de sorprendernos.
Me he refugiado de las pequeñas cosas para enfrentarme a todo tipo de temporal que se crea capaz de desmontar la ilusión que tengo por la vida, por confiar y por seguir creyendo con más fe que nunca en mi mayor dogma; que es el que se esconde bajo la piel de las personas.
Y aunque este año que dejamos atrás ha sido menos bueno que malo, más gris que soleado, tambaleándonos bien fuerte los cimientos que sujetaron nuestras vidas, nuestro sitio. Me siento con una fuerza inabarcable para sonreírle fuerte al que tenemos por delante y, si de algo estoy segura es que estos días me han servido para no olvidar que lo que más feliz nos hace...son esas personas que tenemos en nuestra vida.

Y, lo mejor de todo, es que el regalo más bonito aún está por llegar.


Osregalounaescena.