Porque quiero ser revolucionaria de mi propia vida...

sábado, 6 de julio de 2013

Un año de felicidad*


Querido Antonio:
Hoy cumples tu primer año de vida, exactamente son 365 días los que estás en este mundo y, lo más importante, dentro de nuestra familia.
Llegaste en la madrugada de un calurosísimo seis de Julio, unas horas después de que tu mamá y yo llegásemos a casa tras un día de piscina juntas, recuerdo mirar la enorme silueta que marcabas dentro de la barriga de tu mamá y cómo vívimos juntos tu último mes dentro de esa barriguita; estuve cada día contigo hasta el día en que decidiste salir de allí y, cada movimiento que hacías, lo admiraba con muchísima ilusión.

Así que decidiste llegar unos días antes de lo previsto, alrededor de las dos de la madrugada, ¡tuvimos que salir corriendo tu mamá, tu papá y yo!
Miles de nervios y una sensación de impaciencia se reunieron para que el momento diese lugar a una orgía de sentimientos inexplicables, no puedes hacerte una idea del revuelo que formaste en un sólo instante.
En el hospital, mientras mamá y papá esperaban a que llegases, yo pasé la noche esperándote en la sala de espera, cerquita de ti, dónde el aire acondicionado era terroríficamente gélido y los asientos como parte de un equipo de tortura, pero aún con esto, era capaz de experimentar la dulzura del momento y, he de confesarte, que gran parte del tiempo la pasé durmiendo porque como buena  marmota era lo menos que podía hacer. Much@s coinciden en que en eso y en las pestañas, es en lo que te pareces a mí. Parecerá una tontería pero a mi me hace ilusión que tengas algo mío, aunque se trate de esas pequeñas cosas.
Lo mejor de todo es que tienes un millón de cosas preciosas en ti que son tuyas, propias...
Y, por fin, ¡¡llegaste!!!
Para esa hora, una de tus abuelas y yo ya estábamos juntas y más tarde llegaría el resto de familia; ¡menuda capacidad de convocatoria la tuya! ¡Todo el mundo estaba ansioso por conocerte!
Te recuerdo perfectamente, y no sé si es porque eres tan nuestro, pero a mi me pareciste el bebé más bonito que había visto nunca, tan gordito, con la cara tan redondita, con esos mofletes tan lindos... Y a partir de ese momento, fuiste lo más especial que hemos tenido nunca.
La cara de tus papás era algo grande, rebosaban de alegría y emoción y es que...es un amor tan diferente a todos los demás, es un quedarnos a vivir en cada una de tus sonrisas, un entregarnos a tus carcajadas. Definitivamente trajiste la alegría debajo del brazo y a lo largo de todo este año hemos estado experimentándola y viéndola crecer a la vez que tú lo has hecho...demasiado rápido.
Por todo esto y por lo que nos queda, gracias por regalarnos un año inolvidable, te deseo la mayor felicidad del mundo.
Yo, estaré a tu lado y te querré siempre, mi gordito.

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